VALENCIA (EFE). Un grupo de investigadores reunidos en Valencia ha ideado el sistema «Solar Adhesive» para que los autocares abastezcan sus sistemas eléctricos mediante la energía solar, reduciendo así el consumo de combustible y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en más de 14 toneladas por año.
Este proyecto ha nacido a través de la iniciativa europea Climate-KIC y del programa Pioneros en Acción, que favorecen la transmisión de conocimientos entre expertos europeos para mitigar los efectos del cambio climático en el planeta, ha informado a EFE la Fundación Comunidad Valenciana-Región Europea.
El sistema ideado consiste en implantar células fotovoltaicas solares, transparentes y flexibles, en las superficies externas del autobús para que todos sus circuitos eléctricos (aire acondicionado y calefacción, iluminación y puertas de acceso o las rampas) funcionen con la energía que recogen esas placas.
Según ha explicado a EFE uno de los creadores de este sistema, Luis Vera, el proyecto es una «idea embrionaria», por lo que ni ayuntamientos ni empresas fabricantes se han interesado todavía por él. La tecnología aplicada en este proyecto permite instalarlo a un bajo coste, según Vera, quien ha incidido en que las placas dotan al autobús de una funcionalidad nueva «sin romper su estructura y su estética».
Por ejemplo, en una ciudad que contase con una flota de 480 autobuses -como puede ser el caso de Valencia-, la implantación de este sistema supondría una reducción de más de 6.000 toneladas de CO2 en un solo año, y el retorno de la inversión «se daría en seis u ocho meses», ha explicado.
«La vida útil de un autobús esta entre cinco y diez años, y que el retorno de la inversión se realice en un plazo máximo de dos años hace que el sistema sea puramente factible a nivel económico», ha defendido. Tras los cálculos realizados, los expertos establecen que un autobús que cuente con una placa solar de 15 metros de ancho (la superficie de un autobús ronda los 30 metros cuadrados), generaría una producción energética de 10,12 kilovatios por hora, una cantidad que sería suficiente para su autoabastecimiento.
«De esta forma, la ciudad sería más sana para los ciudadanos, habría menos suciedad y su habitabilidad mejoraría», ha comentado Luis Vera. El experto ha indicado que en un principio se quería aplicar el proyecto en los coches particulares, pero se dieron cuenta de que para que saliera rentable «era preciso instalarlo en vehículos con mayor superficie», ya que el retorno de la inversión en un coche es más lento.
El proyecto se ha llevado a cabo gracias a la cuarta edición del programa Pioneros en Acción, que coordina el trabajo en equipo de expertos internacionales en varias ramas de tecnologías bajas en carbono. Durante este año van a contribuir al proyecto 210 participantes de varias ciudades europeas, 41 de los cuales proceden de la Comunitat Valenciana. «Si existen estos programas es porque la sociedad realmente se está concienciando ante el cambio climático», ha reconocido Luis Vera.